Sobre la reducción del 40% en el presupuesto del plantel profesional

Horacio Arreceygor en sus primeras declaraciones como máximo líder de nuestro Club señaló lo siguiente: 

"Teniendo uno de los presupuestos más grandes quedó demostrado que no nos garantizó el éxito. Terminamos poniendo a los pibes. La reducción del plantel es prioridad, hoy no se puede pagar. Se va a achicar el plantel en un 40%".

Meses atrás en Identidad Sanlorencista presentamos un informe donde analizamos la relación inexistente entre la inversión en sueldos del plantel profesional y los logros deportivos. Años donde más se invirtió según los balances no ganamos nada, al tiempo que los campeonatos obtenidos no se caracterizan por las mayores erogaciones. Con esto queremos señalar que presupuestos y logros deportivos no van de la mano en la historia reciente de San Lorenzo. Y la recurrencia a "poner pibes" también resulta una falacia toda vez que los primeros contratos año tras año en ningún caso ha representado porcentajes superiores al 25% del total de jugadores activados dentro de nuestro patrimonio. 

En una primera lectura, poner el foco sobre un gasto que representa más del 60% de los egresos totales de dinero resulta pertinente. Ahora bien, tomar esa decisión tiene consecuencias y otras decisiones de contexto que quisiéramos compartir con nuestros seguidores. Seguramente (y eso esperamos) nuestro actual líder tendrá en cuenta todo esto. En caso que no, bien vale el actual intercambio dentro de Identidad Sanlorencista para seguir diseñando el Futuro de San Lorenzo. 

En el informe "San Lorenzo en contexto" aprendimos que las reducciones salariales del plantel profesional (en todos los clubes analizados) implican reducciones en la valoración total del plantel dentro del patrimonio. Es decir, pagaremos menos sueldos y tendremos menos gastos pero al mismo tiempo tendremos una merma en nuestra cuantía patrimonial. En este análisis directo, no debemos olvidar la amortización que sufre la cotización de cada jugador toda vez que año tras año transcurre su contrato y su performance deportiva. 

Luego, observar otras grandes cuentas de gastos o posibles egresos de dinero para ver si allí pueden aplicarse reducciones que liberen no solo los ingresos de dinero sino también el margen de maniobra en el presupuesto futbolístico. Por ejemplo dentro del rubro "deudas", las financieras muestran un comportamiento creciente preocupante. Puede verse ese detalle en nuestro informe "Una historia económica en progreso" sobre el Balance 2019-2020. Inclusive, es probable que esas deudas financieras guarden relación con la manera en la cual se solventa el actual presupuesto futbolístico. En suma a esto, el nivel de endeudamiento del club deja ver la necesidad de negociar plazos de deuda para alivianar la presión sobre los ingresos. 

En tercer lugar, recordar una cuestión propia del fortalecimiento institucional. En caso que quiera reducirse un 40% tal presupuesto, lo correcto sería reconsiderar la totalidad del presupuesto 2020-2021 que oportunamente fuera presentado y aprobado. La economía de San Lorenzo es un sistema donde una decisión conlleva impactos colaterales en toda la estructura. Y está bien que así sea: sistémico. 

Cuarto, analizar la cuantía de reducción del 40% pero también analizar la cuantía de jugadores de todo el plantel profesional. Se declararon 66 jugadores en el último balance ¿ese número es correcto? No aportaremos cuál es la cuantía exacta, más bien quisiéramos reflexionar juntos al respecto. Lo innegable es que a mayor cantidad de profesionales, mayor carga salarial. Cuestiones contractuales aquí dan mayor complejidad al objetivo del 40%, aunque no lo tornan imposible.

En quinto lugar desde Identidad Sanlorencista proponemos un modelo de gobierno donde la generación, seguimiento y toma de decisiones esté condicionada por la performance de indicadores financieros. Hacemos referencia a cuatro sumamente sencillos pero que en conjunto revelan en gran parte la totalidad de la gestión económica: liquidez, solvencia, endeudamiento y rentabilidad. Entendemos que mejor que pensar en decisiones sobre una cuenta de gastos, resulta superador tomar decisiones en pos de mejorar indicadores. Misma lógica rige para otras aristas de la vida institucional. 

Nos despedimos deseando que la reducción del 40%, en principio auspiciosa y oportuna, sea un puntapié para una lógica en la toma de decisiones que contemple por igual algunas de las cuestiones que aquí compartimos.