Ortigoza en Río Cuarto: una nueva pérdida de identidad sanlorencista

Días atrás Estudiantes de Río Cuarto anunció que Néstor Ortigoza continuará durante 2021 vistiendo los colores de la Institución. Por los mismos días (y varias semanas atrás también) sucedían en simultáneo dos fenómenos: un masivo pedido por parte de los hinchas reclamando el regreso de Ortigoza, y notas del jugador declarando constantemente su deseo de volver a vestir la camiseta azulgrana.

Quiero señalar que esta columna rebalsa de subjetividad: Ortigoza es mi único ídolo futbolístico. El jugador al que dediqué un capítulo en mi primer libro, ése único con quien me sentí identificado por completo desde mi platea. Subjetividad mediante, creo que objetivamente hicimos una nueva pérdida de identidad.

En primer lugar, cualquier análisis racional de rendimiento deportivo negaría el regreso de Ortigoza. Su actual edad y su presente futbolístico harían pensar que no es el mejor momento: entiendo no es titular en un club del ascenso y que transita sus últimos años como profesional. En suma a esto, la inversión por su vuelta a San Lorenzo no resistiría ningún análisis de retorno de inversión. Sólo podríamos esperar buenos rendimientos más no clubes que quieran comprarlo en el futuro.

Sin embargo… Ortigoza tendría que haber vuelto a San Lorenzo.

La cuestión económica, tan delicada e inentendible por estos días, fue uno de los argumentos esgrimidos. Sin embargo, se trajeron jugadores de edades similares y se afrontan contratos fastuosos de otros que no tienen ni un cuarto de la calidad y la pertenencia de Ortigoza. Desconozco las maneras de negociar del número cinco, tal vez una propuesta por partidos jugados o bien por productividad u objetivos era una posibilidad. En resumen, esgrimir limitaciones económicas cuando se realizan operaciones por demás cuestionables resulta gracioso.

La apuesta a “reparar” un vestuario complicado, me resulta inentendible también ¿Por qué debería cargar él, quien sólo debería venir a recibir nuestro reconocimiento como ídolo, con la conducción de algo que es responsabilidad de dirigentes y de cuerpos técnicos de turno?

Va esta columna porque en ese masivo pedido de retorno e inclusive en sus discursos televisivos, nunca identifiqué el argumento de la identidad. Néstor Ortigoza es parte de nuestra identidad moderna. Lideró el complejo momento de Promoción y luego fue uno de los estandartes de la Copa Libertadores; tal vez haya sido el jugador que hizo el gol más importante de nuestra historia.

¿Puede tan grave figura no terminar su carrera en San Lorenzo? La identidad y la pertenencia es una construcción constante, un rescate inevitable de la historia cuando estamos luchando por la devolución de una zonificación y un proyecto futuro de Club en Avenida La Plata. Ortigoza es una referencia para el San Lorenzo moderno, aún más que Romagnoli para quien escribe. Mucho más.

Gran desacierto dirigencial no haber traído a Ortigoza. Seguimos secundando la identidad y la pertenencia a bajos niveles, olvidando que ambas son quienes nos permiten orgullosamente decir que somos de San Lorenzo.

Ojalá Braghieri y Melano sean las nuevas estrellas eternas de San Lorenzo. Para ellos sí había recursos y espacio. Para el ídolo de los últimos tiempos, mejor fue Estudiantes de Río Cuarto. Una nueva pérdida de identidad sanlorencista, una nueva situación que juzgará la historia como desconocidos a dirigentes que decidieron esto y a Ortigoza como el gordo que nos enamoró a todos para siempre.  

MARTIN SAIZ



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