¿Cambios en Comisión Directiva?

Ante los rumores sobre posibles cambios en puestos de Comisión Directiva, pensé en esgrimir argumentos para justificar tal accionar. Sin lugar a dudas, se trata de una cuestión que afecta la institucionalidad. Y esas cuestiones, importan a Identidad Sanlorencista.

Un año atras aproximadamente, elegimos de manera directa a las autoridades de nuestros tres órganos de gobierno (comisión directiva, asamblea y fiscalizadora) ¿Qué significa de manera directa? Que no hay intermediarios entre los candidatos y nosotros, nuestra voluntad electiva es directa hacia ellos. Distinto es el caso de elecciones indirectas, donde intermedian colegios electorales y las razones de elección pueden ser distintas. Va el primer argumento: elegimos directamente a candidatos para que ejerzan durante un período una función determinada dentro de un órgano; que dejen de hacerlo debería responder a imposibilidades personales, incompatibilidades o mal desempeño juzgado por los procedimientos estatutarios correspondientes. 

La imposibilidad de contar con el Estatuto vigente, me lleva a dar por sentado que efectivamente es potestad del Presidente realizar estos cambios. Va el segundo argumento: esta postestad erosiona el orden republicano del balance tripartito. Ninguno de los tres órganos puede pasar por encima del otro, ni tomar decisiones fuera del ámbito de control de las contrapartes. Me resulta una cuota de poder extra al Presidente que podría generar desequilibrios. 

Por otro lado entiendo son distintas las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) necesarias para ser Tesorero que para ser Secretario, sólo por citar un ejemplo. Volviendo a tiempos de elecciones, votamos a una lista porque entendíamos que los candidatos a cada puesto eran competentes para dichos cargos ¿Puede entonces alguien que es Tesorero pasar a ser Secretario o viceversa? Entiendo que no por la diversidad de competencias necesarias. No se trata de cambiar nombres si no de cambiar perfiles personales asociados a un cargo. 

¿Qué razones podrían llevar a tomar esta decisión? En suma a las tres mencionadas dos párrafos detrás, surge la falta de tiempo. Y aquí el pie para un debate que la comunidad sanlorencista también debería poner en agenda: las incompatibilidades. Hoy, las trata un sólo artículo en el Estatuto y de manera inexacta. Si un dirigente no tiene tiempo para ser miembro de comisión directiva por una actividad personal, no lo tiene para ser dirigente de ningún órgano de gobierno. El cambio de un puesto a otro, resulta inconducente. Y se presupone que eso lo sabía de manera previa a presentarse a una elección. Si no tiene tiempo, debería dar un paso al costado. 

Volviendo a las incompatibilidades, las hay internas (no pertenecer a dos órganos de gobierno por ejemplo) y también externas asociadas a dirigir dos instituciones similares. Un gris total que debiera redefinirse en torno a los conflictos de intereses ¿Qué tipo de actividades profesionales serán permitidas para ser dirigente toda vez que no genere conflicto de intereses con su representación directiva? ¿Puede un intermediario tener jugadores en San Lorenzo y ser socio del Club al mismo tiempo? ¿Llevaría a juicio al Club en caso de incumplimientos? ¿Puede ése intermediario opinar de la Vuelta a Boedo cuando parte de los ingresos que no van a Avda La Plata se dirigen a mantener a sus representados?

El debate sobre las incompatibilidades guarda detrás otro debate sustantivo para nuestro futuro: qué perfil de dirigentes pretendemos tener en el futuro ¿Qué formación deben tener? ¿Qué tipo de actividades profesionales es preferible realicen? ¿Cuánto tiempo esperamos dediquen a su función directiva? ¿Sirven los grandes empresarios? ¿Sirven los funcionarios públicos? ¿Suman o restan a los intereses de San Lorenzo? Por eso los cambios en la Comisión Directiva derivados de una potestad ejecutiva extra de la figura presidencial me resulta por lo menos debatible. 

Si las mayorías decidieron apoyar determinados nombres, hay que respetar esa voluntad popular. Y no creo haya ninguna voluntad (en referencia a la presidencial) superior a la popular. Que sean esos mismos nombres elegidos los que den un paso al costado ante imposibilidades personales, o bien los mecanismos institucionales quienes los desvinculen ante incompatibilidades. 

A modo de cierre ¿Cambios en Comisión Directiva? Claro que sí: en elecciones, en juicio o en renuncias.

MARTIN SAIZ



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